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20 marzo 2018

Operan el Parkinson con un robot


El uso de descargas eléctricas en el cerebro mediante electrodos para mejorar el Parkinson no es nuevo. Realizar esta cirugía a través de un robot, sí. Por primera vez en España, un equipo de cirujanos del centro médico Teknon de Barcelona ha operado el cerebro de una paciente de 67 años afectada por la enfermedad utilizando tecnología robótica. Durante la intervención, realizada el martes, se implantó a la mujer, vecina de Barcelona, unos electrodos que le permitirán controlar sus movimientos, a la vez que reducir su medicación.

Cirujanos del centro médico Teknon implantan con tecnología robótica unos electrodos en el cerebro una afectada por la enfermedad que le permitirán controlar sus movimientos y reducir la medicación

El mal de Parkinson es un tipo de trastorno del movimiento que se produce cuando las células nerviosas (neuronas) no producen suficiente cantidad de una sustancia química importante en el cerebro conocida como dopamina. La enfermedad causa la pérdida del automatismo de los movimientos, algo que, por un lado, ralentiza y hasta puede desembocar en parálisis eventuales, pero también impide controlarlos y crea temblores.

La neuróloga Anna Pujol, del equipo del neurocirujano Bartolomé Oliver, que ha coordinado la intervención, destaca las ventajas de utilizar un robot en esta cirugía. "Ofrece dos ventajas importantes: por un lado, su elevada precisión, y, por otro, consecuencia de la primera, que hay muchas más posibilidades de acertar a la primera y colocar bien los electrodos", explica Pujol en declaraciones a ABC. Recuerda, en este sentido, que con la cirugía manual se despierta al paciente de la anestesia para comprobar la correcta implantación de las terminales desde donde se producirán las descargas eléctricas y con el robot, si se precisa, "no es necesario". Con el uso del robot también se acorta el tiempo de quirófano. "Se recorta hasta una hora", dice la neuróloga.

El procedimiento para intervenir es prácticamente el mismo que con la cirugía manual. Tras visualizar el cerebro de la paciente a través de un TAC (Tomografía Axial Computerizada), que se completa con una resonancia magnética para obtener una imagen única, el robot localiza las coordenadas exactas donde se deben colocar los electrodos, uno a cada lado del cerebro, con un margen de error inferior a 0,3 milímetros, una mejora respecto al milímetro de error que se produce en una operación manual.

Una vez intervenida, la paciente queda ingresada unos días y durante un período de un mes, los médicos le realizan controles puntuales para ir adaptando la intensidad de las descargas de los electrodos, que van conectados a una batería implantada bajo la clavícula.

"Gracias a los electrodos implantados, los pacientes pueden recuperar progresivamente los movimientos automáticos, como caminar, y también controlar los temblores, el principal síntoma de la enfermedad", apunta Pujol, quien espera que «en un futuro toda la cirugía del cráneo se realice con robot». La experta recuerda, no obstante, que con la intervención no se cura la enfermedad pero sí se mejora el día a día de estos pacientes.

"Con este tipo de intervención, ya sea manual o con robot, no se cura la enfermedad pero se mejoran los cuatro síntomas principales de la enfermedad: la lentitud, la rigidez, la falta de reflejos posturales y los temblores", afirma la neuróloga de la Teknon.

La actividad de los electrodos también permitirá disminuir la medicación, ya que, con el tiempo, deja de hacer efecto, y evitar las fluctuaciones en el estado de los pacientes, que a veces pasan rápidamente de una situación de normalidad a la incapacidad de hacer movimientos sencillos.

Respecto a los candidatos a esta intervención, Pujol recuerda que son los mismos que para la cirugía manual, "personas a las que la duración del efecto de la medicación se ha recortado y que cuando están en 'on' tienen un exceso de movimientos involutarios".

Los electrodos implantados en esta intervención son recargables de forma similar a un teléfono móvil, lo que permite alargar su vida útil hasta unos 10 o 15 años, frente a los 3 o 5 años que permitían los más antiguos, informa Efe.

Este robot, que tiene un coste de unos 500.000 euros, sólo está en uso actualmente en el centro médico Teknon y en el Hospital Sant Joan de Déu, también en Barcelona, y se utiliza en intervenciones cerebrales relacionadas con la epilepsia o el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), entre otras dolencias.

Fuente: ABC Cataluña

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