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17 diciembre 2007

Cada dia una ilusion nueva, pero........

El mal de Parkinson ya no es una limitación.

El deportólogo Germán Alberto Torréns creó un programa de rehabilitación que permite recuperar la calidad de vida de los pacientes.
El especialista acaba de presentar una suerte de manual indispensable para que familiares y pacientes con Parkinson sepan cómo actuar ante las diferentes circunstancias que se presentan y, sobre todo, para que tengan conciencia de que se pueden frenar las limitaciones de la enfermedad.
-¿Qué logra con este programa de rehabilitación?
-Tres aspectos fundamentales. En primer lugar, la recuperación de la autoestima del paciente. Quienes sufren Parkinson, que es una enfermedad discapacitante, suelen aislarse a medida que los síntomas avanzan, porque presentan dificultades para hablar, se encorvan, sus movimientos se vuelven lentos. Entonces van perdiendo su vida familiar, social y todo contacto con el mundo. Cuando participan del programa de rehabilitación se encuentran con otras personas que sufren lo mismo que ellos; ven que algunos han logrado avances y se entusiasman con el trabajo. En segundo lugar, se consigue la rehabilitación, es decir, que el paciente recupere la postura erguida, que camine con normalidad, que pueda desenvolverse con cierta autonomía para vestirse, higienizarse y en otros aspectos de la vida cotidiana. En tercer lugar, se llega a la reinserción laboral de la persona. En síntesis, recuperan su forma de vida. En algunos casos, hay pacientes en los que no se nota la afección, salvo cuando tienen algunas crisis.
-¿Por qué eligió trabajar con enfermos de Parkinson?
-Un abogado amigo tenía la enfermedad y decidimos ayudarlo con el equipo con el cual trabajo. Nos llevó mucho tiempo lograr que subiera a la cinta de caminar. Los enfermos de Parkinson caminan con la punta de los pies; por eso se caen y se golpean. Pensé que si inclinaba la cinta podría apoyar el talón. A los dos meses ya podía caminar con talón y punta. Lo pusimos frente a un espejo y él debía contar los pasos que hacía y mirarse al espejo. La práctica continua de este ejercicio consiguió que mejorara su capacidad para hablar y que, al cabo de dos años, recuperara totalmente la postura erguida. A los tres años de haber comenzado la rehabilitación, este amigo volvió a su estudio y hoy no se diría de él que es un enfermo de Parkinson.
-¿A partir de allí comenzó?
-Fue importante. Pero viví otras dos experiencias similares. Y algo tenía que hacer por los enfermos de Parkinson. Busqué información, leí muchos libros sobre el tema, y vi que, si bien existen tratamientos de fisioterapia o de kinesiología, no existía un plan de rehabilitación con ejercicios específicos para los parkinsonianos.
-¿Qué caracteriza a esta rehabilitación?
-El problema central es que estos enfermos son muy heterogéneos. Si bien hay síntomas generales, la forma en que la enfermedad los afecta no es igual. Por eso me tomó cuatro años escribir el libro. Porque un ejercicio que servía para unos, no era eficaz en otros. Algunos necesitaban empezar con cinta; otros con abdominales; otros con paralelas. Otros tenían que fortalecerse primero con la nutrición. En fin, el plan tiene lineamientos generales y abarcativos para todos los pacientes, pero el programa de rehabilitación es único y exclusivo para cada uno de ellos.

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