Nada menos que 10 millones de personas en todo el mundo sufren temblores, trastornos del equilibrio y la rigidez asociada con la EP, que no tiene cura. El estudio de la escritura es la última de muchas investigaciones israelíes sobre las causas, el diagnóstico y el tratamiento de la EP.
Desafortunadamente, los médicos pueden diagnosticarla definitivamente sólo mediante la observación de los síntomas clínicos que aparecen en una fase relativamente avanzada o mediante la administración de una prueba que utiliza un material radiactivo para ver la imagen del cerebro.
Pero los investigadores de la Universidad de Haifa y el Centro Médico Rambam en Haifa creen que su estudio muestra cómo la enfermedad se puede detectar antes, de forma no invasiva y sin radiación.
"La identificación de los cambios en la escritura puede llevar a un diagnóstico precoz de la enfermedad y la intervención neurológica en un momento crítico", explicó la profesora Sara Rosenblum del Departamento de Terapia Ocupacional de la Universidad.
La publicación de los resultados en la revista de la Sociedad Europea de Neurología despertó un gran interés en el Congreso Internacional de la Enfermedad de Parkinson celebrado el verano pasado en Sydney, Australia.
Rosenblum inició el estudio, que comparó muestras de escritura de 40 enfermos con Parkinson y los sujetos libres de la enfermedad. Antiguamente, la mayoría de los estudios se centraban en las habilidades motoras (dibujar espirales, por ejemplo) y no en la escritura que implica habilidades cognitivas, como la firma de un cheque o la copia de direcciones.
Según Rosenblum, los pacientes con la EP "notan un cambio en sus capacidades cognitivas, incluso antes de que experimenten un cambio en sus habilidades motoras".
Su investigación se realizó en colaboración con la doctora Llana Schlesinger, directora del Centro de Trastornos del Movimiento y la enfermedad de Parkinson en el Rambam, y los terapeutas ocupacionales en el hospital.
La escritura se realiza sobre una hoja de papel común colocado en una tableta electrónica, con la utilización de un lápiz especial con sensores sensibles a la presión. Un análisis computarizado de los resultados hace la comparación con la forma de escritura (longitud, anchura y altura de las letras), el tiempo necesario y la presión ejercida sobre la superficie mientras se realiza la acción.
Los pacientes con la Enfermedad de Parkinson escribieron sus letras más pequeñas, ejercen menos presión sobre la superficie de escritura y tomaron más tiempo para completar la tarea.
Fuente: Iton Gadol News
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